El concurso de Torrent viene a ser algo asín como la nochevieja
modelística. Como bien dice Juande,
cerramos el año maquetero, asi que hacemos balance, lo celebramos con los amiguetes y nos proponemos hacerlo mucho mejor y con más tiempo el año que viene... como el que se propone dejar de fumar, vaya. Al final siempre es igual, prisas, nervios, noches en vela, pintura en el pijama... es el síndrome preconcursil, y es inevitable si esto de veras te apasiona.
Este año éramos más que otras veces, y lo pasamos teta. El viernes nos juntamos 13 personas en el hotel, montando la escandalera por los pasillos maqueta en mano, al
grito de "como mola tu maranello". Después de que nos tiraran dardos con la mirada las dos mozas de una de las habitaciones decidimos bajarnos a cenar y darle a Carlos su sorpresita (ver post anterior). Parece ser que las vecinitas celebraron por todo lo alto que nos fuéramos, pues al volver al hotel, tenían en la puerta de la habitación una botella de champán vacía y una bandeja con los restos de cena para dos. No hace falta que diga que a SuperSanti le empezaron a hervir las hormonas...
Después de cenar, típico paseo a ciegas por Valencia, sin encontrar
donde tomar un algo antes de irnos a la cama, ¡y ya van 4 años con la misma canción! Asi que cada mochuelo a su nido, a revisar las maquetas del contrario unos, y a terminar las propias otros.
A la mañana siguiente, a las 9 en punto tocan diana telefónica con todo el mundo durmiendo aún, asin que duchita rápida y de cabeza a las imprescindibles las reuniones de friquis en la habitación de Vic y la Loli (la 206), sentaos en las camas, empuñando la taza del desayuno, hablando de lo nuestro, atiborrándonos de bollos y piononos (gracias Kini!!) y haciendo proyectos para el año que viene.
Al llegar al auditori, el cielo con panza de burro como dice Pepepe amenazaba lluvia. Alli nos encontramos con los muyayos, con Raul de Francisco y con Juande y su troupe. Saludos, besitos para todas y ovaciones al Juande por currarse el ir a mi casa a por las peanas de Carlos y Ramonet en vez de irse a su pueblo a terminar sus maquetas. Juande eres un tio grande!!!
Asin que nada, últimos retoques in situ, y a liarse a organizar la comida. 22 personas para comer, sablazo de 24 euros por cabeza y con dolor de bolsillo, vuelta al auditori, a ver las maquetas.
Este año nos volvieron a colocar al lado del cuarto de baño, en la segunda planta, asi que a subir a pulso a Ramonet. Menos mal que entre todos fué bastante sencillo! Eso si, era un pasillito estrecho, había mucha gente y para colmo yo me encontraba malamente (cagarrinas!) asin que no pude ver na de ná. De las maquetas ya hablaré en otro post, asi que a la calle tol mundo. Cocacolas y cervezas, 4 gotas de lluvia y pelea de gallos sobre dónde ir a cenar. Al final unos se fueron a Valencia y otros comimos paella de gorra pagada por la organizacion del concurso, que por cierto, estaba muy rica. De postre, esculturas cítricas bajo la lluvia.
Al día siguiente, otra vez reunión friqui en la 206, bollitos en una mano y taza del desayuno en la otra; después, a rehacer el equipaje y cargar los coches para la vuelta a casa. Para ir de Valencia a Torrent, tuve la oportunidad de montar de copiloto en el porsche 944 del JuanLu y ya le dedicaré otro post aparte. Para mí, fué lo más mejor del finde.
Ya en Torrent, cocacolas y cervezas de rigor, entrega de premios (Plata pal nene!!) y todos a comer. Otra vez el grupo dividido entre los que querían ver la F1 y los que les daba igual. Después, recogida precipitada de las maquetas. Por lo visto había muchos participantes italianos que se tenían que ir y adelantaron 4 horas la recogida de maquetas, por lo que mas de uno nos quedamos sin ver las piezas.
Y poco más, despedidas, abrazos, besitos para todas, y vuelta a casa, con la firme promesa de limpiar mejor el aerógrafo y no dejarlo todo para el último momento. Por el camino de vuelta, uno va rememorando el fin de semana y vaya, vienen muchas cosas a la cabeza... los tipos vestidos (que no disfrazados) de soldados de la época de napoleón; el coleguita de la casa de colorines guarjamera; lo buenas y pacientes que son las respectivas parientas; aguantando como campeonas a los tontos de los cochecitos; lo poco que has podido hablar con la gente; las glorietas de la ciutat de las artes con el porsche de lao... Uno acaba
siempre con una sonrisita.