jueves, septiembre 18, 2008
A falta de pan...
Sin tallercito donde ponerme a maquetear, sin posibilidad de usar pinturas de coche y sin tiempo para liarme con el aerófrago, la única manera de paliar el mono maquetil es pintando moñacos con la misma velocidad y precisión que lo haría una vaca. Un mes entero para terminar dos soldaditos de 28mm, manda jojones. Menos es na... todo sea que aprenda de una vez por todas a dominar la tésnica del pintado de figuritas y pueda utilizarla para los coches en un futuro.

Cierto día volviendo de casa de Pablote, pasé por un Poly por aquello de comprobar la fluctuación de los precios de Hisinsa en las maquetas de coches y sin querer vi una caja aplastada de soldaditos Tau en oferta y ni me lo pensé. Al ejército Tau lo conocía de antemano por el curro, y la verdad es que me parecía muy chulo, y además, como me apetecía hacer una pequeña escenita, los guerreros del fuego estos me venían perfectos.

Lo que más me gusta de hacer una escenita es que en princiiiiipio da mucho pie para improvisar: pajitas, palillos, trozos de corcho... todo vale, incluso trozos de una huevera! Claro, que luego la composición puede que quede coja visualmente, como en el caso aquí ilustrado, con los moñacos apelotonados en la parte frontal que para colmo tiene poco interés. No había tiempo para planificar nada más armónico... Bueno, digamos que no había tiempo para planificar nada.

Asín que me bajé a la macropapelería del barrio (muy recomendable, por cierto: tienen desde bolitas de corchopán de ese blanco hasta pintura magnetizante) y me agencié unas peanitas de corcho muy chulas que tienen, una la usé para la base y otra la hice trocitos para construir el murete ese que se ve en las fotos. Al muro le pegué el codo de una pajita de refresco y un trozo del arbol de piezas donde venían las figuras. Pegué trozos dispersos de lo que me sobró de romper la peana y de romper la pajita, unos trozos del plástico de la huevera, y un palo de brocheta. Le di aguaplast al conjunto echando unas piedrecillas, dejé secar, puse un trozo de papel higiénico aguaplasteao a modo de bandera caída y lo imprimé todo con un spray negro. Lo demás, pincel seco y no tan seco, no tiene demasiado misterio.

Con los muñecos mucho sufrir, sobretodo habiéndolos imprimado en negro para luego pintarlos en amarillo. Tienen tropecientas capas de amarillo-marrón de vallejo para poder tapar el negrísimo que llevan de base. Y no solo eso, para pintar los detallitos hay que tener un pincel fiiino fiiino y un pulso de cirujano que yo no tengo precisamente (y pa colmo los pinceles se me espeluchan). Mucho sufrimiento oiga, tengo mucho que mejorar. Me pareció curioso el método que usan los guarjamistas para pintar los cristales, y me decidí a probarlo, en este caso en los ojos. Estan pintados para simular un cristal profundo y brillante, pero sin barniz, ni transparente ni nada, solo pintura roja, negra y blanca. Queda un efecto que a los que estamos acostumbrados a la laca y a los barnices de colores de tamiya nos choca bastante, pero que no deja de ser curioso.







Espero poco a poco ir mejorando, evitando la pintura grumosa, siendo más limpito con el pincel, mejorando el pulso, buscando un poco más de armonía en las composiciones e intentando elegir mejores schemes para los uniformes.

Y es que de momento voy como el culo: sólo a mí se me ocurre pintar uniformes futuristas de color amarillo mientras me alumbro con una lámpara de escritorio. Con la luz de la bombilla vulgaris no veo si voy bien con las subidas o bajadas de color, todo me hace sombras molestas y gracias a las estupendas etiquetas de las pinturas vallejo, tampoco distingo el color que contiene el botecito de los 5 o 6 amarillos distintos que tengo. He llegado a descubrir por la mañana que la noche anterior había dado pinceladas fluo pensando que era amarillo limón, y es que no se si es que el sr. Vallejo imprime las etiquetas de sus botecitos con un fax o que, pero las que tengo en casa tienden a borrarse y quedarse en blanco.

Poco más, perdón por las fotos pedorras, para la próxima las intentaré sacar mejor.
viernes, septiembre 05, 2008
Ramonet

Ramon Vall, Ramonet, era un tipo especial, una de esas personas a las que todo el mundo debería conocer en algún momento de su vida. Como ya sabréis, Ramonet era aquel muchachote que pululaba con su silla de ruedas entre las vitrinas de Torrent mirando los modelos participantes en la categoría de civiles. Padecía una distrofia muscular desde que era prácticamente un bebé y que acabó con él el pasado 23 de Agosto.

Jamás se me olvidará el día que le conocí en persona. Íbamos la Cris y yo con Carlos Poges a ver el cataluña 2004, mi primer rally del mundial, y Les Borges nos pillaba de paso, por lo que habíamos quedado para cenar con Ramonet y con Josep. Por aquel entonces yo sabía que Ramonet estaba en silla de ruedas por que él mismo me lo dijo en una de nuestras largas conversaciones via e-mail, aunque no llegaba a imaginar como de grave podía ser la cosa, y menos viendo las evoluciones en sus maquetas.

Entonces nos dimos de narices con la cruda realidad: resulta que aquellas maquetas las montaba un tío que apenas podía levantar el brazo para dar la mano, y que ese tío nos estaba recibiendo en su casa, con una sonrisa de oreja a oreja. Nos enseñó su taller, sus proyectos, las cosas que acababa de recibir para su tienda, nos pusimos moraos de comer en la mesa que nos habían preparado... y nos fuímos ya de noche cerrada, completamente estupefactos con la ilusión que tenía Ramón en sus maquetas y en su tienda, a pesar de sus graves limitaciones.

A Ramonet siempre se le trató obviando su discapacidad. Es la magia del internet, no hace falta ver a una persona para apreciarla. Muchas de las personas con las que trataba a diario y a las que se enfrentaba -modelísticamente hablando- ni siquiera sabían de su enfermedad, por que él así lo quiso. Presentaba sus maquetas como modelista, no como modelista-discapacitado, y no lo hacía nada mal en absoluto. Yo creo, y probablemente no me equivoque, que ese afán de superación era lo que le mantuvo con vida. Toda una lección que no deberíamos olvidar.

En la próxima edición del concurso de la AMT le echaremos de menos. Este año por fin pusieron las vitrinas de modelismo civil en la planta suelo, con lo que no fue necesario deslomarse para subir a pulso a Ramonet hasta la segunda planta como veníamos haciendo en anteriores ediciones. La verdad es que aunque yo tuviera que perseguir a la organización para que nos abrieran una oficina que tiene medio ascensor (medio por que solo iba de la 1ª a la 2ª planta) no faltaba gente para levantarlo: no menos de 6 personas en cada trayecto de ida o vuelta, mas otros tantos capataces controlando la situación. Sé que para Ramón era un poco violento, pero nosotros lo hacíamos de buena gana.

Los desayunos en la habitación de Victor, las cenas en el italiano del centro comercial, las noches de recorrer los pasillos del hotel maqueta en mano... son muchos los escenarios donde la figura de Ramonet era una pieza fundamental en ese fin de semana especial en el que los miniruedistas convivimos tras un largo año de pinturas y lija.

El próximo año nos va a faltar alguien importante y así lo demuestran los SMS y las llamadas de la gente, los emails, los posts en miniruedas, las propuestas para unos y otros concursos... Nos queda el vano consuelo de que no sufrió ni un poquito, que se acostó muy cansado y se quedó tal y como se acostó. Descansa en paz, amigo.