Sin tallercito donde ponerme a maquetear, sin posibilidad de usar pinturas de coche y sin tiempo para liarme con el aerófrago, la única manera de paliar el mono maquetil es pintando moñacos con la misma velocidad y precisión que lo haría una vaca. Un mes entero para terminar dos soldaditos de 28mm, manda jojones. Menos es na... todo sea que aprenda de una vez por todas a dominar la tésnica del pintado de figuritas y pueda utilizarla para los coches en un futuro.
Cierto día volviendo de casa de Pablote, pasé por un Poly por aquello de comprobar la fluctuación de los precios de Hisinsa en las maquetas de coches y sin querer vi una caja aplastada de soldaditos Tau en oferta y ni me lo pensé. Al ejército Tau lo conocía de antemano por el curro, y la verdad es que me parecía muy chulo, y además, como me apetecía hacer una pequeña escenita, los guerreros del fuego estos me venían perfectos.
Lo que más me gusta de hacer una escenita es que
en princiiiiipio da mucho pie para improvisar: pajitas, palillos, trozos de corcho... todo vale, incluso trozos de una huevera! Claro, que luego la composición puede que quede coja visualmente, como en el caso aquí ilustrado, con los moñacos apelotonados en la parte frontal que para colmo tiene poco interés. No había tiempo para planificar nada más armónico... Bueno, digamos que no había tiempo para planificar nada.
Asín que me bajé a la macropapelería del barrio (muy recomendable, por cierto: tienen desde bolitas de corchopán de ese blanco hasta pintura magnetizante) y me agencié unas peanitas de corcho muy chulas que tienen, una la usé para la base y otra la hice trocitos para construir el murete ese que se ve en las fotos. Al muro le pegué el codo de una pajita de refresco y un trozo del arbol de piezas donde venían las figuras. Pegué trozos dispersos de lo que me sobró de romper la peana y de romper la pajita, unos trozos del plástico de la huevera, y un palo de brocheta. Le di aguaplast al conjunto echando unas piedrecillas, dejé secar, puse un trozo de papel higiénico aguaplasteao a modo de bandera caída y lo imprimé todo con un spray negro. Lo demás, pincel seco y no tan seco, no tiene demasiado misterio.
Con los muñecos mucho sufrir, sobretodo habiéndolos imprimado en negro para luego pintarlos en amarillo. Tienen tropecientas capas de amarillo-marrón de vallejo para poder tapar el negrísimo que llevan de base. Y no solo eso, para pintar los detallitos hay que tener un pincel fiiino fiiino y un pulso de cirujano que yo no tengo precisamente (y pa colmo los pinceles se me
espeluchan). Mucho sufrimiento oiga, tengo mucho que mejorar. Me pareció curioso el método que usan los guarjamistas para pintar los cristales, y me decidí a probarlo, en este caso en los ojos. Estan pintados para simular un cristal profundo y brillante, pero sin barniz, ni transparente ni nada, solo pintura roja, negra y blanca. Queda un efecto que a los que estamos acostumbrados a la laca y a los barnices de colores de tamiya nos choca bastante, pero que no deja de ser curioso.
Espero poco a poco ir mejorando, evitando la pintura grumosa, siendo más limpito con el pincel, mejorando el pulso, buscando un poco más de armonía en las composiciones e intentando elegir mejores
schemes para los uniformes.
Y es que de momento voy como el culo: sólo a mí se me ocurre pintar uniformes futuristas de color amarillo mientras me alumbro con una lámpara de escritorio. Con la luz de la bombilla vulgaris no veo si voy bien con las subidas o bajadas de color, todo me hace sombras molestas y gracias a las estupendas etiquetas de las pinturas vallejo, tampoco distingo el color que contiene el botecito de los 5 o 6 amarillos distintos que tengo. He llegado a descubrir por la mañana que la noche anterior había dado pinceladas fluo pensando que era amarillo limón, y es que no se si es que el sr. Vallejo imprime las etiquetas de sus botecitos con un fax o que, pero las que tengo en casa tienden a borrarse y quedarse en blanco.
Poco más, perdón por las fotos pedorras, para la próxima las intentaré sacar mejor.